martes, 26 de febrero de 2013

Sobre una rosa

Vi una rosa y sobre ella una lágrima derramada por el rocío de la madrugada. Quise quitarla pero la rosa me dijo no. Ella también suspiraba por esa lágrima. Entonces me alegré. El sol también quiso secar esa lágrima y la rosa se acurrucó y cerró sus pétalos para protegerla. Entonces comprendí el amor que la rosa sentía por esa lágrima y me alegré por las dos.
Más tarde el viento quiso arrebatársela, pero ella se dio media vuelta protegiendo su más preciado tesoro. Fue entonces cuando me sentí feliz, por que veía el amor que esa rosa sentía por ella. La rosa y la lágrima me miraron llenas de felicidad y la rosa me susurró una cosa al oído. Nunca olvidaré esas palabras llenas de sabiduría y dulzura.
"Las lágrimas acaban secándose solas y yo acabaré por marchitar. Pero mientras estemos juntos, viviremos un romance de amor. Entonces protegí la rosa y, cada vez que no veía a la lágrima yo le ponía una gota fresca para que no se sintiera sola. Me dejó cogerla y llevarla a casa y desde entonces, está más feliz sabiendo que nunca le faltará la lágrima de la alegría.
Con otra idea loca que la imaginación me dio, desesperado por que llegue la primavera y sus flores, se despide otra vez este loco de las palabras sin sentido y las ideas más absurdas.

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