lunes, 18 de febrero de 2013

En los arrecifes


En estos arrecifes de la angustia creo haber dañado mi velero. Soy el único culpable de este destrozado velero. No sé si hice bien, pero al menos lo hice con buena fe. Jamás pensé que mi corazón sufriese tanto por el destrozo causado en mi embarcación. No sé si podré repararlo, pero en mi empeño está el intentarlo.
Tanto cariño le tengo que, me hundiría junto a el, ya que las velas que tejí con todo el amor del mundo, y el mimo que puse para limar sus asperezas en esa madera dura, hace que no me importe nada el fracaso de mi misión. Y veo cerca el destino para mimarla y cuidarla, pero que larga es la espera.
No parece grave, pero en mi interior noto una pequeña inquietud. La tempestad desapareció, y a los bucaneros ya no se les ve por el horizonte. Solo quedamos mi velero y yo, atascados en un arrecife que hace el sufrimiento de la llegada algo más eterno. Quisiera llegar, pero las aguas se calmaron tanto que a mi pequeña embarcación le cuesta salvar la situación. Yo pondré empeño en sacarlo de este atolladero, pero he de tener paciencia y fuerzas para lograrlo. Solo el corazón de la naturaleza sabrá el destino que quiere para mí
Mientras sueño con esta fantástica aventura, desde mi sillón y sin estar encallado os vuelvo a saludar, intentando volver a ser un marinero.

2 comentarios:

  1. BUENO. YA SABES LO QUE PIENSO
    ME ENCANTA
    ANA

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  2. Gracias. Los arrecifes de coral y las sonrisas son lo mejor que la naturaleza nos puede dar. Cuidemos de todas ellas

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