lunes, 10 de junio de 2013

Un deseo

En la orilla del mar, siendo acariciado por las suaves olas del mar bajo mis pies, voy pensando en el horizonte tan inmenso que posee el mar. El leve susurro del las olas y la suave brisa que pasea a mi alrededor me dan tranquilidad suficiente como para soñar. El sol en la lejanía a punto de irse a dormir enrojecen el cielo de tal manera que parece ruborizarse con la llegada de la luna. No me quiero ir ya que espero que brille el primer lucero de la noche más temprana, ese al que siempre le pido el mejor deseo.
Poco a poco el rojizo cielo se va tornando de un azul cada vez más oscuro y no creo que tarde mucho ya en aparecer. Voy a madurar bien ese deseo para que cuando sea el momento me entienda con claridad.
Dicen que los deseos no se dicen ya que sino, estos no se cumplen. Solo puedo decir que ese deseo no es para mi, sino para ti. Yo no deseo nada ya que tengo suficiente con tu amistad. Parece que ya quiere asomar, así que dame un minuto para soñar y desear...............................................................
Bueno, creo que hoy descansaré más tranquilo sabiendo que me ha entendido. Ahora solo falta que con el resplandor de la noche te lo haga llegar.
Mientras busco otro deseo para mañana, os saludo desde este rincón de la imaginación, ilusionado con la felicidad de un nuevo día.

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