Una enfermedad llamada miedo

Dicen que el miedo impide adentrarse en lo desconocido. El pánico llega cuando estás dentro y no sabes salir de él.. Lo cierto es que la mente nos juega malas pasadas, y nuestros miedos nos invitan a no aventurarnos, y nos obliga a quedarnos en el límite de la ignorancia.  Miedos, pánicos, que más da. Los dos son la misma sensación. Yo no nací enseñado para vivir, pero poco a poco fui descubriendo que vivir no es un camino de rosas.Tampoco nací para saber lo que es la amistad, pero con el paso del tiempo, y con el apoyo de otros la voy conociendo un poco más. No nací ni mucho menos sabiendo escribir, pero de tanto intentarlo, mis mejoras se ven multiplicadas.

Solo sé que vine a este mundo para sufrir una vivencia, pero yo quise cambiar el orden de estas, para convertirlo en vivir el sufrimiento para encontrarme con la felicidad. ¿No será que tenemos miedo de saber realmente de lo que somos capaces de hacer?
Cuando me aventuré a crear este blog, no dudé ni un instante en ponerlo en marcha. Cierto es que me asaltaba la duda de si sabría darle la forma que yo pretendía, pero me adentré en esta aventura. Poco a poco lo voy construyendo a mi manera. Se que no soy un experto, pero eso no me da pánico de lo que pueda pasar. Puede que no funcione como en principio lo tenía ideado, pero no importa, ya que lo que realmente necesito lo tengo aquí. Una escritura que muchos quizá no entiendan, unos sentimientos que a otros seguramente no les importe en absoluto, unas sensaciones que a muchos otros no les importe lo más mínimo, comentarios que no llegan, y otras cosas más. Pero me siento bien, orgulloso, y satisfecho de seguir escribiendo, aún a sabiendas que son solo unos pocos que lo siguen, y otros menos que comentan. Ahora que estoy dentro de esta aventura, puedo decir que no tengo pánico de seguir escribiendo con mi imaginación.
Mientras sigo pensando en más cosas que contar, os saludo desde este rincón de la imaginación como os tengo acostumbrados.