domingo, 24 de marzo de 2013

Un resplandor

Sigo vagando por el inmenso océano. y a lo lejos bajo la superficie veo un resplandor que surge de las profundidades marinas. Como en las antiquísimas leyendas me parece ver emerger al mismísimo Dios Neptuno, engalanado y con su tridente de oro macizo. Lo tengo frente a mí. y me mira profundamente.
Quieto, impasible, enorme y su mirada a la vez llena de orgullo y bastante tierna. Yo no podía ni moverme y sin cuerpo lo único que me temblaba era el alma.
Con una voz algo fuerte, seca ronca, pero a la vez dulce y amigable me pregunto: "¿TU ERES EL MARINERO QUE LOS BUCANEROS ATACARON?, ¿TU ERAS EL QUE CUIDABA DE ESE JARDÍN QUE DESDE EL MAR YO ADMIRABA?". Con la cabeza de mi alma asentí, y mi voz casi apagada dijo: "SI. ESE ERA YO". Fue entonces cuando apuntó con su tridente de oro y me dijo: "VUELVE A NAVEGAR. TE DEVUELVO TU VELERO ESMERALDA, Y CUIDA DE TU JARDÍN COMO NUNCA LO HICISTE ANTES. ME HE PERMITIDO EL CAPRICHO DE PONER EN LA QUILLA DE PROA UNA SIRENA DE ORO Y ESMERALDAS. SERÁ TU COMPAÑERA DE VIAJE POR EL MAR Y SI ALGO TE INQUIETA NO DUDES EN VENIR A MI. A LOS OJOS DE LA GENTE SERÁS INMORTAL, PERO TE LO ADVIERTO, NO DESAPROVECHES ESTA OPORTUNIDAD".
Mientras desaparecía en las profundidades, noté como mi cuerpo y mi alma se unían otra vez. Ya admiraba mi velero aún mucho más hermoso. Sin tiempo que perder quise volver a tierra para recuperar mi jardín. Pero esto será en la próxima entrega de mis fantasías más extravagantes.
Ya que estoy, no quiero dejar de saludaros con la felicidad que me da volver a navegar y a narraros más historias de un marinero imaginario.

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