martes, 21 de mayo de 2013

Un alto en el camino

Mientras sigo escribiendo esta historia que me embarga la mente por cruel realidad de la vida, he decidido hacer un alto en el camino para observar una de las maravillas que este navegante pueda observar en alta mar. Mi velero Turquesa y yo hemos querido echar el ancla un rato para poder narrar lo bonito que está este mar y a estas horas del atardecer.
Estoy sentado en la cubierta del barco y más exactamente en la zona de proa. El atardecer es precioso de observar, El sol está tres cuartos por encima del mar, ocultando solo un pequeño cuarto de él. Está anaranjado y casi rojizo, pero me atrevería a decir que siente vergüenza de esconderse sin saludarme de nuevo antes de desaparecer. Sobre las olas mansas de este mar en calma deja correr sus lágrimas ensangrentadas de dolor por no poder abrazar a la luna, y los peces quieren despedir al sol con sus pequeños saltos por encima de la superficie. Este mar en calma, el sonido del más profundo silencio, y este atardecer hace que me sienta bien. Por fin veo aparecer la primera estrella en el firmamento, ya casi nocturno y quiero pedirle un deseo. Escribir mi primer libro que llene de satisfacción al mundo. Espero este deseo como agua de Mayo y seguro no cejaré en el empeño.
Si, un libro. ¿Porque no?.
Mientras persigo esta ilusión que me llena por entero, os saludo desde este pequeño y humilde rincón.

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