miércoles, 17 de septiembre de 2014

El viento se las llevó.

Tus promesas de seguirme, tus sentimientos al escribirme, tus lágrimas y sonrisas, todas ellas el viento se las llevó.
Sirena de mis sueños, princesa de mis anhelos, vuelve para quedarte, aunque el viento, de mi, quiera separarte. Perdí esa mirada, pero no olvidaré que fuiste la mejor amada; el viento quiso llevarse tus sentimientos por sentir celos de nuestros mejores momentos. Pero lo que más me falta es tu palabra, ya que tanta envidia te tiene el viento, como para alejar de mi, todo aquello que lleve tu aliento.
Aquí, sentado en un banco de mi jardín, mirando de cara al estanque, y recordando que tu y yo, por un momento, llegamos a ser uña y carne, El trinar de los pájaros, y el vaivén de las hojas colgadas en los árboles, hicieron que perdiera la esencia de este maravilloso placer. Si, sirena mía, el agua llora tu ausencia, las piedras recogen sus lágrimas, y mientras tanto yo, solo yo, muero por tu presencia.
El viento, solo el viento, arrogante y celoso por tu dulce querer, al mar me quiere devolver, para que el amor que siento por ti, tenga que desaparecer. Brisa, viento o tempestad, de ti nada ni nadie me hará perder tu amistad.
Nenúfares salieron del estanque, y una linda flor emergió de la nada. Solo quiero pensar que dejaste tu presencia en este jardín para no ser olvidada.
Mientras tanto pienso y sueño con nuevas cosas que narrar, me vuelvo a despedir como cada vez que puedo escribir. Desde este rincón de la imaginación y siempre con mucha pasión, os saludo con la mejor ilusión.

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