martes, 8 de octubre de 2013

El silencio del mar

A medida que me voy alejando del jardín, las olas del mar azul parecen estar cada vez más contentas. Este manto que rodea mi embarcación deja asomar a unos simpáticos delfines que quieren acompañarme en el viaje. El sol hace brillar la caracola dorada y esta parece ahora más mágica si cabe. Ya casi no distingo el jardín en la lejanía; apenas en el horizonte aparece algo de él, pero en mi corazón lo tengo tan cerca que aún puedo respirar el dulce aroma de sus flores y la frescura que el rocío dejó en la madrugada.
El rincón del silencio, tan solo roto por el sonido del mar es lo que me rodea. Nada más, solo silencio, lo justo como para soñar despierto en los océanos de la imaginación, dando alas a la ilusión más maravillosa. Silencio, calma, tranquilidad, momento para respirar profundamente y sentirme más vivo que nunca. El sol, la energía que necesito, el viento, las caricias que me acompañan, y, el mar, el agua que sacia la sed de mis ilusiones.
Mientras sueño con este paradisíaco momento de calma solitaria dentro de mi imaginación, os vuelvo a saludar como siempre, con todo mi corazón.

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