Ya es de noche en este mar de la imaginación, pero no es una noche cualquiera. En el cielo veo brillar dos grandes estrellas que casi me atrevería a decir que lucen más que el sol. Dos enormes luceros que desde allí, arriba, uno te regala alegría y el otro te cuida y vigila. Estrellas de mi querer, que se ocultan al amanecer, pero que en mi corazón siempre las puedo ver.
Cuidan de mi embarcación y de mi ser, pero lo más hermoso es que siempre estarán junto a tu querer. Hoy te quiero volver a regalar mi más preciado tesoro para que vuelvas a recordar aquellos momentos que la vida te obligó a olvidar. Ahora estás en el cielo nocturno y te veo brillar, y lo que más me emociona es poderte recordar. Se que al amanecer irás a descansar, pero entonces en mi corazón volverás a brillar. Enseñaste a vivir y a pensar, y aunque tu memoria se perdió en el camino, nunca dejaste de amar.
Mientras tanto, y me mente mantenga una cierta lucidez no quisiera olvidarme de volver a saludaros desde este, mi pequeño rincón de la imaginación.
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