domingo, 1 de diciembre de 2013

El principio de un sueño

Anoche me quedé dormido en cubierta. Hacía buen tiempo y una temperatura ideal para saborear la miel de los sueños al descubierto. No me acuerdo bien cuando caí rendido a los sueños, pero si que vi la luna ya brillaba en el cielo. Lo cierto es que quería contaros el sueño que tuve, pero por algún memento había de empezar. Mi sueño ha sido tan placentero como la noche que acompañó la nocturnidad de mi mar. De temperatura tibia, y raso como el más puro de los corazones.
Puede que la estela de una estrella fugaz, antes de quedarme dormido, pudiera dar pie a este magnífico sueño. Un sueño que se antoja algo especial por esa estrella fugaz. No quisiera olvidarme en decir que la vi nacer cercana a la luna, y sinceramente, ni la vi desaparecer. Fugaz, pero intensa, brillante y a la vez radiante. Lo que puedo asegurar es que esa estrella entró en mi corazón. Un sueño tan intenso como largo de explicar, por lo que en la próxima entrada comenzaré desde el principio de este sueño que quedó tatuado en mi memoria.
Mientras pongo en marcha la maquinaria de mis sueños en este rincón de la imaginación, os vuelvo a saludar den toda mi pasión, mientras os pregunto esto para que respondáis. ¿Son las estrellas tan fugaces como nuestros sueños?. 

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